Íbamos caminando con unos compañeros en dirección al foro, y comentando las bitácoras relaté cuando anduve en biotren por primera vez, como iba de lleno, el hecho de que hubiera sólo un bus de acercamiento y cómo me subí a una micro llena para terminar cancelando el pasaje antes de bajarme.
La mayoría llegamos a la conclusión de que la gente de acá es buena, por decirlo de alguna manera. Yo me he fijado en reiteradas ocasiones cómo la micro abre la puerta trasera y la gente se sube y cancela el pasaje antes de bajarse directamente, o bien pasando el dinero por todas las personas de la micro. Fue ahí cuando un compañero dijo que él a veces cuando toma el micro y ésta va muy llena simplemente no paga el pasaje. Al menos yo noté esto como una desviación, ya que se oponía a las normas aceptadas por la mayoría. En este punto ocurre algo muy curioso, ya que la sociedad acepta ciertas normas pero no las acata. Se ve cierto grado de hipocresía con aquellas actitudes, por ejemplo con el consumo de marihuana, o con el hecho de respetar a los carabineros, los que la gran mayoría nombra como pacos. Es una de las tantas formas de respuestas, en este caso sería aceptar y no acatar. Nos sentimos con la autoridad de regañar a mi compañero, por lo tanto recibió una sanción, la que fue negativa, al desaprobar su acción y al mismo tiempo informal, ya que fue una amonestación verbal dentro del grupo solamente.
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