En Santiago nunca escuché el término candola, sólo escuché vino navegado alguna vez. Acá en la universidad es común que se hagan candolas. En un fondo se echan bidones y bidones de vino, litros y litros y naranja también. Todo esto se puede vender o a cambio de un aporte voluntario, e incluso a veces se regala.
Resulta que había una candola, organizada por los estudiantes de antropología, ésta era a las 7 de la tarde, más o menos, yo ese día quedé desocupado, por decirlo de alguna manera, a las 3 de la tarde, el lapsus era muy extenso, así que decidimos avanzar en el trabajo de investigación que debemos hacer, a las 5 ya no tenía qué hacer, pero había una compañera que se quería quedar a la candola y no la podía dejar sola y yo tenía que llegar a estudiar. Ahí con mi estatus de alumno de la universidad se me presentó un conflicto entre algunos de los tantos roles que tengo que desempeñar, como lo eran el de ser un buen compañero y el de ser un buen estudiante.
Lo que decidimos fue pasar el tiempo que faltaba para la candola yendo al centro, así aprovechábamos de ir a buscar unas fotocopias para la universidad y de comprar unas cosas en una feria artesanal y luego volver a la candola cuando ésta ya hubiera comenzado.
La tarde se pasó volando y por fin llegó la hora de la candola, llegamos y formamos parte de aquella congregación y se me presentó nuevamente un conflicto de roles ya que habíamos acordado con otros compañeros avanzar un poco con el trabajo en una junta online a las 8. Decidí lo que era más apropiado y partí, debo haber estado un par de minutos en la candola, pero el trabajo era más importante, así que decidí por fin ir para la casa y cumplir con el rol de ser un buen estudiante, que creo que era lo correcto, según los valores que comparto.
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