Me encanta el aroma del palo santo, lo encuentro muy místico, debe ser porque lo relaciono con las ceremonias nyahbinghi llevadas a cabo en Pirque en el tabernáculo rastafari, ceremonias cultural religiosa de origen africano con cantos acompañados de tres tipos de tambores sonando al ritmo de los latidos del corazón y de truenos, -tocados primeramente en tiempos de guerra para pedir juicio al opresor- ya que en esas ceremonias se queman diversas yerbas para usarlas como incienso, y fue ahí donde sentí por primera vez el olor a palo santo. Esta relación que hago vendría siendo como un tipo de condicionamiento, como lo vimos en clase de Psicología General con la profesora Zicri.
Debido a lo mencionado anteriormente fui a una feria artesanal a comprar una bolsita de palo santo, el precio era menos de lo que me esperaba. En la bolsita decía “Es un incienso aromático de madera natural usado durante siglos por los Incas como un remedio espiritual para purificación, limpieza y para liberarse de espíritus malvados o desgracias que lo acechen”, esto me llamó la atención, pero aún más me la llamó la parte que decía “Prender como sahumerio los días lunes, martes y viernes. Atrae dinero. Contra envida. Rezar 3 padres nuestros”. O sea, no podía imaginarme a los Incas rezando el padre nuestro, era imposible. Pero es cierto que, por ejemplo, después de la colonización los pueblos aborígenes relacionaban la pacha mama con la virgen María.
La cultura de una sociedad va cambiando, así como la realidad y los símbolos. La realidad se puede ver marcada por cambios como las revoluciones o el impacto de una catástrofe natural. Esto puede ser una explicación para lo que decía en ese envase. Me recuerda cómo los colonizadores influyeron en la cultura de los pueblos americanos, en sus creencias, valores, costumbres, etc.
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